Periódicamente, los medios informan de la incidencia creciente de suicidio en niños y jóvenes. Como causas, resaltan la soledad, el maltrato, el abandono de los padres, una pérdida importante. Creo que es una forma muy simplista de mirar una enfermedad profundamente compleja y que la ciencia médica está procurando entender. Tiene elementos bioquímicos y cerebrales innegables: generalmente hay déficit de un neurotransmisor -sustancias químicas indispensables para el buen funcionamiento cerebral-, usualmente serotonina, noradrenalina o dopamina, y alteración en las sinapsis o uniones neuronales. Se culpa a los padres, quienes la mayoría de las veces no tienen nada que ver con el evento desencadenante del suicidio. En gran porcentaje, la depresión hereditaria es la causante. De esto, ningún padre es responsable. Hay familias con muchos hijos, de los cuales solo uno o dos heredan y manifiestan la enfermedad.
Soy médica y tengo, como pacientes, a mamás de jóvenes que murieron por suicidio o han hecho intentos. Sin excepción, son bellas personas, amorosas, atentas a su hogar, con una herida irreparable en el corazón por la pérdida del hijo. Sus hijos eran exitosos. Hogares estables, sin conflictos llamativos, los otros hijos sanos. Igualmente, atiendo a hijos y esposas de adultos que se suicidaron. Todos relatan que alguien de la familia tenía depresión severa.
Por ello, creo que no podemos conformarnos con decir que el suicidio ocurre por abandono o mal trato. Son desencadenantes que a algunas personas con depresión u otra patología psiquiátrica los llevan a cometer suicidio. En muchos casos existía de base una depresión profunda, sin la cual el maltrato o el abandono no desencadenan suicidio. La soledad, la violencia intrafamiliar, una pérdida amorosa o económica, etc. son eventos a los que cada individuo responde según su mundo personal, psicológico, bioquímico y neurológico: unos enfrentan y resuelven la situación o la aceptan; otros abandonan el hogar y/o se tornan agresivos; algunos acuden a las drogas y unos manifiestan una depresión con aislamiento, pensamientos negativos e ideas de minusvalía, ruina, muerte o suicidas, que eventualmente llegan a ejecutar. Juzgarlos es ignorancia.
La depresión crece día a día en el mundo y se proyecta como la enfermedad más importante y discapacitante para el 2020, con profundas influencias en lo personal, familiar y laboral. Desconocemos si los escasos lazos afectivos, el egocentrismo, el ritmo acelerado y competitivo de vida actual, incluso tal vez la dieta contemporánea tan desequilibrada, el exceso de campos electromagnéticos -que son una agresión ambiental a la que nuestra raza no había estado expuesta- y otros factores que desconocemos, sean los causantes, además de la herencia, de este desbordado crecimiento. Por otro lado, es innegable que el amor, el cuidado familiar y el tener resueltas las necesidades básicas son elementos protectores que amortiguan una depresión y sanan las crisis normales de la vida. Pero no son tratamiento para una depresión severa.
Por ello, invito a todos a estar alerta a los signos de esta enfermedad en uno mismo o en un familiar o amigo: deseo de soledad, exceso o falta de sueño, minusvalía, ideación negativa o suicida, generalmente de difícil control por parte del enfermo, dolores físicos sin causa médica que se presentan a repetición, agresividad, cansancio, ausencia de arreglo personal, entre otros.
En ese caso, debemos consultar al médico, ya que, según la depresión, hay muchas soluciones: medicamentos antidepresivos (que no son adictivos), psicoterapia de diversos tipos, terapia conductiva, ejercicios, dieta, cambio de estilo de vida, constelaciones familiares, desintoxicaciones, etc. Se están utilizando e investigando diversos tratamientos. Si uno no sirve, debemos buscar otro. Y es en eso en lo que la familia y amigos realmente podemos ayudar: en acompañar, tener paciencia, sugerir que se consulte un médico, insistir en buscar soluciones. Mejorar relaciones y hábitos. Amar y no culpar.
RESUMEN:
Periódicamente los medios de comunicación informan sobre el crecimiento de suicidio en niños y jóvenes, y hechan toda la culpa y responsabilidad hacia los padres de familia quienes muchos no tienen la culpa de que sus hijos comentan estos errores; ya que muchos de estos padres son personas integras entregradas a su hogar.
Necesariamente el maltrato infantil y la soledad no son los causantes de estos hechos. Un causante de estos es el déficit de un neurotransmisor, sustancias químicas que son indispensables para el buen funcionamiento cerebral que pueden legar a causar depresión.
La depresión puede ser hereditaria y crece día tras día a nivel mundial . Se cree que va hacer una de las enfermedades mas importantes del 2020.
COMENTARIO:
Es importante que cuando veamos a un familiar o amigo pasando por una situación emocional de dificil manejo y además de ello tenga comportamientos agresivos, ideas negativas o suicidas, hacer lo posible por ayudarlo para que consullte con personas profesionales sobre el tema.
PREGUNTAS:
- ¿ Cuál crees qué es la causa principal por la cual un niño o joven se suicida?
- ¿Crees que los padres son los culpables de estos actos?
- ¿ Cómo crees que se podría evitar la incidencia de suicidio en niños y jóvenes en Colombia?
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